El apéndice... ese maldito trozo de carne

miércoles, 28 de abril de 2010


El equivalente del apéndice se denomina ‘ciego’ en la mayoría de los animales y está situado en la unión del intestino grueso y delgado. En muchos mamíferos herbívoros, la función del apéndice – en forma de gran bolsa - es fermentar los alimentos. Contiene microorganismos que descomponen la celulosa de las paredes celulares de las plantas.

Además, aunque se solía creer que el apéndice en los humanos no tenía ninguna función y era una reliquia evolutiva, ya se considera que no es así. Su principal importancia reside en la función inmunológica que desempeña en el desarrollo del embrión, pero también sigue actuando en el adulto, aunque ya no sea tan importante y podamos vivir sin él.

Parece que su función consiste en identificar los antígenos de las bacterias y demás organismos que viven en nuestro intestino. Eso ayuda al sistema inmune a distinguir al amigo del enemigo y a impedir que se destruyan bacterias que viven en paz y armonía con nuestro cuerpo y a luchar contra las nocivas.

Cuando se llega a la edad adulta el sistema inmune ya ha aprendido cuáles son las sustancias peligrosas en el tracto gastrointestinal y el apéndice pierde importancia. Por ese motivo, si se produce una inflamación del apéndice (apendicitis) el cirujano nos lo extirpará sin problemas y podremos vivir sin él.

Made in Murcia

martes, 27 de abril de 2010

La actualidad política española está marcada en parte por la decisión del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y, como ya no se habla de otros temas que fueron grandes titulares en su día, debemos creer que los afectados por el Katrina ya tienen casas, que los niños del maremoto del Índico ya tienen padres y que los africanos ya no se mueren de hambre (ni de SIDA). A pesar de que todos estos problemas existen y debemos tenerlos en cuenta, ahora nos vamos a ocupar de un tema siempre de moda en este país, los nacionalismos. Yo propongo que nosotros, los murcianos, seamos declarados nación, y tengo mis argumentos porque, veréis, para ser considerados nación necesitamos tener una identidad cultural e histórica que nos defina como tal; pues bien, a continuación detallaré las razones por las cuales Murcia es única, incomparable e irrepetible :

Murcia posee un idioma, el panocho- actualmente devaluado a la consideración de dialecto-, algunas palabras de uso común así lo atestiguan, a saber:

- Alimentos: alcancil, crillas, abercoques, cenahorias, pésoles y bajocas.
- Verbos: arremangarse, platicar, arrejuntarse, esfisar, esmarranguillarse, regordar, aligenciarse, enjuascarse, chisparse.
- Adjetivos: trabiscorneao, clisao, achaparrao, fulero, munchimillonario, igualetico, zanguango, pezuco.
- Sustantivos: solanera, tronaera, tosera, picacera, sudaera, parvá, balamío, bambolla, cieca, zudiá, cordonera, bambos.
- Expresiones: darse un borneo, ir andandico, aluego aluego, acho tío, miaja-piacico-chispa, coger el caire, cuanti más-menos, comer a tragaloperro, el pico esquina.

Estas son sólo una pequeña muestra del amplísimo léxico genuino que manejamos en esta, nuestra comunidad.
Además somos la zona de España en la que vive un mayor número de rubias- “acaso rezago secular”-. Y, por si fuera poco, también somos punteros en la compra de Mercedes, coches de lujo que van en consonancia con nuestra posición respecto de los demás lugares del mundo. Esta supremacía se descubre indudablemente en un detalle, estamos tan seguros de nuestra economía que (incluso muchos años atrás) no quisimos que nuestra posterior magnificencia se atribuyese al turismo y por eso tapamos los baños árabes con la Gran Vía en la ciudad de Murcia. Aún así, quiere vivir tanta gente aquí que en Cartagena hasta hacen las obras por la noche, y en La Manga en breve empezarán a construir dentro del agua.
Antes hablábamos del idioma oficial de la Región, el panocho, pero también existen otros idiomas en Murcia; para comprobarlo no hay más que observar el nombre de las nuevas empresas urbanísticas: Polaris World, Roda Golf & Beach Resort, Corvera Golf & Country Club, Alhama Golf Resort y en lugar del toro de Osborne, un cartel bien grande que dice: The art of living in Spain. Son algunos ejemplos de lo que tenemos por aquí.

Por otro lado, también habría que destacar los nombres de nuestros pueblos y ciudades que tampoco se quedan a la zaga. Topónimos tales como: Alcantarilla, Balsicas, Bullas, Caravaca, Torres de Cotillas, Mula o Portman son únicos en el mundo. Pero también hay pueblos que al ser pedanías no figuran en el registro como residencia; este es el caso de los habitantes de cierta pedanía que están luchando para que aparezca en su DNI: “Nacido en Los Infiernos”. ¡Que no decaiga, muchachos!

Finalmente, decir que si no saliese adelante esta reforma, al menos a algunos habitantes de San Javier nos gustaría que finalizasen las obras de la Biblioteca Pública Santa Mónica, que de ser así, podrían cambiar su nombre por el de Santiamén.





Saludos cordiales- Andad con Dios- Yours Faithfully


Guerra y propaganda

viernes, 23 de abril de 2010

GUERRA Y PROPAGANDA. Medios masivos y el mito bélico en Estados Unidos, de Naief Yehya (2003)

En las poco más de doscientas páginas que constituyen este libro, el lector experimenta las cinco fases del duelo: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Y es que este joven (México, 1963) y controvertido autor pone sobre el tapete temas de rabiosa actualidad política internacional al más puro estilo de Michael Moore pero con la incisiva y desgarradora sinceridad propia del observador extranjero.


por Maite Iniesta

Afincado en Brooklyn, se dice que fue testigo desde su propia casa de la colisión del segundo avión contra la torre sur del World Trade Center en Manhattan. Este hecho convirtió al terrorismo en la preocupación número uno para la gran superpotencia mundial, -ergo también para la comunidad internacional-; lo que ha abocado a Estados Unidos a dos guerras justicieras contra los enemigos de la libertad y la democracia, auspiciadores del peor terrorismo e imagen misma del Mal, encarnados por Irak y Afganistán.


A lo largo de toda la obra se ofrecen atrevidas metáforas y numerosísimos datos y versiones acerca de hechos conocidos por todos y que quizás habían sido convenientemente -para los implicados- olvidados por el gran público pero que son capaces de sacar los colores a los contendientes en los conflictos armados más comentados y trascendentales de nuestra historia reciente.

Además, hace especial hincapié en la política norteamericana frente a la guerra, toda la mitología y simbología que ésta engloba, sus intereses estratégicos en cada caso concreto y las triquiñuelas del Pentágono y CIA para llevar a la comunidad internaciona
l a su terreno, atemorizar y calmar los miedos de sus conciudadanos y saltarse alegremente las decisiones de los organismos internacionales, según convenga.

Uno de los aspectos más destacables de este libro es sin duda su planteamiento y estructura. Está compuesto por diez capítulos de no más de veinte páginas de extensión subdivididos, a su vez, en epígrafes que condensan información y son concisos y directos, lo que hace que su lectura sea fácil, a la vez que descarnadora y a veces incluso dolorosa.


Se trata, por otro lado, de una obra innovadora ya que muchos de los artículos, discursos, noticias o informes a los que hace referencia están disponibles en la red. Es, sin duda, una obra bien documentada y crítica, que busca dar una visión lo más global posible en sus historias aunque quede claro en todo momento, sin embargo, la ideología particular del que escribe.


En cada capítulo se abordan distintos temas que interrelaciona constantemente poniendo el énfasis en las dos materias principales que dan título al libro: guerra y propaganda. Acerca de éstas se ponen en relieve los orígenes, precursores, evolución y significados de las mismas, y proporciona, para completar, consecuencias y ejemplos reales. En uno de los capítulos se dedica a mirar a través de las producciones hollywoodienses y encuentra los mecanismos de propaganda y desinformación que emplean los grupos expresamente dedicados a ese particular.


En relación al análisis de la política belicista de los Estados Unidos, el autor ahonda con mayor amplitud en los dos Guerras del Golfo y en la Guerra de Afganistán, no sólo por ser las más recientes sino porque probablemente le son más cercanas y le afectan de un modo más personal (tanto por cronología como por el hecho de tener ascendencia árabe)


Los recursos más utilizados por el márquetin, el papel de los medios en los conflictos, las nuevas modas en el frente: ‘los insertados’; la guerra en directo, la desinformación y la manipulación, formas de distraer a la opinión pública del horror de la guerra, historias manufacturadas que satanizan al enemigo, los malos, y hacen héroes de los nuestros, los buenos: la visión maniquea que Bush predica del mundo. Las ‘freedom fries’ y las armas de destrucción masiva ‘listas en cuarenta y cinco minutos’ que todavía no han aparecido; aunque, a este respecto basta atender a la respuesta de Rumsfeld: “La ausencia de prueba no es prueba de ausencia”.

La globalización de los contenidos informativos monopolizados por la santa trinidad del patrioterismo más arraigado, -CBS, CNN y NBC-; los anhelos de una población ansiosa de crear héroes de a pie, la búsqueda de un número de muertes necesarias para un objetivo incierto y unos fines encubiertos, los daños colaterales y el ‘fuego amigo’. Éstas son algunas de las palabras clave de esta obra que pretende desmitificar la guerra y llamar por su nombre a todo lo que tiene que ver con la muerte, la destrucción, los intereses geopolíticos y de estrategia
económica y propagandística.

Este libro deja al descubierto algunas de las puestas en escena más flagrantes de los últimos años y busca las caras opuestas a las distintas versiones de las historias más controvertidas (por ejemplo la misteriosa muerte de David Kelly, el rescate de la soldado Lynch o el show de Colin Powell en la ONU). También establece paralelismos con las guerras de Vietnam y Kosovo, y las políticas de Reagan y Bush padre.

Hay momentos en que la forma de ofrecer los datos o de presentar a los personajes recuerda al estilo del cineasta de Michigan, Michael Moore, que tanto en Bowling for Columbine como en Farenheit 9/11 trata algunos temas de los que también se hace eco el libro, si bien es posible que en este caso el carácter de las críticas de Yehya sea más mordaz y despiadado, puesto que, en cierta forma, el hecho de ser mexicano le da al autor una posición de espectador de lujo: son vecinos y se conocen bien, no obstante, al no ser ciudadano estadounidense no se ve emocionalmente tan implicado respecto a algunos temas en los que se habría visto más comprometido en la otra situación.

Como apunte personal cabría añadir que en el transcurso de la lectura de esta obra, había momentos en los que uno se llega a preguntar si no era más feliz antes de saber ciertas cosas, ignorar determinados datos que a veces pueden indignarnos hasta el punto de adoptar -aunque sea a modo de pataleta tragicómica- la postura del más ácido de los Marx, el gran Groucho y su ‘Que paren el mundo que yo me bajo’.

En muchas ocasiones, el desconocimiento de algunos detalles son los que nos hacen seguir en el mundo sin rebelarnos, y esto es precisamente lo que denuncia este escrito: los mecanismos que ponen en marcha los políticos a través de empresas de relaciones públicas, -en estrecha colaboración con los medios de comunicación-, que nos hacen olvidar lo que no nos conviene recordar y nos convierte en una masa moldeable y completamente a merced de los intereses de ciertas organizaciones, (ya sea una empresa como tal o un conjunto de multinacionales que muevan los hilos de la nación más poderosa del mundo.)

La realidad diaria nos demuestra que nosotros seguimos nuestro camino a pesar de todo, mientras que allá donde algunos supuestamente van a aplicar un internacionalismo que refleje la ‘unión de nuestros valores e intereses’ sigue la que puede convertirse en una guerra eterna, pero que nadie se preocupe porque: “lo hacemos por nuestra seguridad/ lo hacemos para rescatarlos a ellos.”


Lo que queda claro es que los periodistas no pueden convertirse en dóciles turistas bélicos y que hay un tremendo conflicto entre la estética y la guerra en el terreno moral, ya que, “embellecer la guerra conduce al fascismo” ( Walter Benjamin.)


GUERRA Y PROPAGANDA. Medios masivos y el mito bélico en Estados Unidos, de Naief Yehya (2003)



Métodos para quitar el hipo

jueves, 22 de abril de 2010

Hipo, que para los griegos significaba 'caballo', para nosotros no significa algo que todos los niños deseen tener, ni mucho menos... claro que, a estas alturas, ya podemos imaginar que hipódromo no es el lugar al que se va uno cuando tiene hipo. El caso es que el hipo es siempre incómodo, desagradable y diría que hasta embarazoso, pero que nadie se preocupe porque allá donde vayas encontrarás a alguien que sabe cómo quitar el hipo. Como tengo la extraña sensación de que nadie en la historia de las recopilaciones hasta ahora se ha parado a hacer una sobre métodos para quitar el hipo, aquí va el primer manual para quitar el hipo, téngalo siempre a mano, no salgan de casa sin él y, principalmente, úsenlo sólo cuando tengan hipo.
Lo primero y más importante es conocer a fondo a nuestro enemigo.

¿Qué es el hipo?
Según los decanos de la Medicina:
El hipo es una forma de mioclonía (movimientos fugaces de excitación y relajación muscular) que entraña una serie de contracciones espasmódicas, súbitas e involuntarias de la musculatura inspiratoria, principalmente el diafragma (el músculo que separa el tórax del abdomen), seguidos de un cierre brusco de la glotis (abertura entre las cuerdas vocales que controla el flujo de aire a los pulmones), lo que origina un sonido peculiar y característico.
Se trata de un problema generalmente benigno y transitorio, culturalmente cómico, la mayoría de las veces idiopático (que no tiene causa identificable o conocida) y de fisiopatología (estudio de la relación entre las funciones del organismo y sus posibles alteraciones) no bien conocida.

Causas posibles
El hipo puede producirse cuando un estímulo activa los nervios que contraen el diafragma. Los nervios involucrados pueden ser los que entran y salen del diafragma (ya que la contracción de este músculo es responsable de cada respiración) o bien puede tratarse de los nervios que inervan el área del cerebro que controla la respiración.
A veces la ingesta de alimentos o líquidos calientes o irritantes desencadenan un episodio de hipo. Pero tranquilos, chicos, tal y como afirman los facultativos, los ataques de hipo son, por lo general, inofensivos y suelen remitir de un modo espontáneo al cabo de varios segundos o minutos.
No obstante, si la palabra hipo te parece poco cool puedes emplear un sinónimo. Singulto es una bonita forma de llamar a este acto tan humanamente natural que para los romanos significaba un castigo de Júpiter y en el medievo era para los ingleses de la Corte Real el indicio inequívoco de la mentira.
El hipar se va a acabar
Los consejos para quitar el hipo son verídicos y, matizo: no digo que sean eficientes; afirmo que he sido bendecida con ellos por parte de personas que conozco y cuyos nombres no revelaré para que conserven su integridad física.
En caso de hipo:
1. Recibir un susto (buscar a un acólito con ganas de desfogarse: no valen grititos de ratón)
2. Beber 7 tragos de agua (también existe la versión extendida: los 50 sorbitos)
3. Beber agua del lado opuesto de un vaso, es decir, al revés (ver fotografía explicativa)
4. Aguantar la respiración o taparse la nariz (tiempo a estimar por el portador)
5. Decir el abecedario (alfabeto para los helenistas) al revés
6. Meterse en la boca un terrón de azúcar mojado en vinagre
7. Cruzar los dedos índice y corazón de ambas manos antes de hipar la tercera vez
8. Preguntar al portador del hipo: ¿qué cenaste anteayer?
9. Ninguna de las anteriores es cierta
10. Respirar dentro de una bolsa de papel (inhalar y exhalar, no meterse dentro de una)
11. Darse unos golpes debajo del esternón
12. Extender las manos hacia adelante y hacer el gesto de cerrar un libro dando una sonora palmada
13. Apretar con los dedos el lóbulo de la oreja (apretar, que no acariciar… en ese caso podríamos hablar de quitar otro tipo de hipo)
14. Ponerse de pie, alzar la cabeza mirando al techo y exprimirse la mitad de un limón dentro de la boca
15. Colocarse dos cerillas, una en cada fosa nasal – precaución: sin introducirlas completamente- con la cabeza de la cerilla hacia afuera
16. Poner en la frente un papel de periódico húmedo hasta que se seque y se caiga solo
17. Ponerse un trapito mojado con agua caliente en el ombligo
18. Apretar las cuencas de los ojos (suavemente) durante 7 segundos
19. Tirarse fuertemente de la lengua hacia afuera
20. Provocarse un estornudo con pimienta, una pluma o mirando fijamente a una luz con el desfigurado gesto facial reglamentario para el estornudo (no acepten imitaciones)
Si después de estos sabios consejos aún persiste el hipo nada de suicidio: la vida es bella y el hipo no es eterno.
Si no tenías hipo probablemente ahora estés deseando tenerlo, eso o encontrar alguien con él para someter a test la vigencia de este método, aunque sólo sea para las risas.
En cambio, si tenías hipo y ha desaparecido, ya puedes ir guardando la pimienta, la pluma, el terrón de azúcar, las cerillas, el trapo, el cazillo con agua caliente, el periódico del martes, el vinagre, el vasito de agua y la bolsa de papel… ahm, y ya puedes decirle a tu colega que salga de donde está escondido antes de que se fosilice esperando para asustarte. Y recuerda: todavía no se ha demostrado que el infarto sea un eficaz medio para acabar con el susodicho hipo.

Como la vida misma


Hace ya algún tiempo que recordé una vieja recomendación cinematográfica de una persona más sabia que yo; un día, aburrida de que los guapos oficiales y las mujeres perfectas fueran los que se llevaran el gato al agua y sus vidas fueran las retratadas en la gran pantalla, decidí que me apetecía que me sorprendieran con algo diferente, fresco, divertido… que fuera, en definitiva, bueno y distinto. Así que hice un poco de memoria y me vino a la mente el título de la película que tantas otras veces no me había puesto a ver por pereza: ‘Once’ (Una vez)
En los primeros cinco minutos ya me di cuenta de que podría tratarse de mi nueva película favorita, así de simple y de rápido. Es una película cautivadora, natural, sencilla hasta el punto de que parece que tú mismo acompañas a los personajes en su ‘affaire’ musical, que disfrutas con cada conquista y que conoces a los personajes como si fueran amigos de toda la vida.

Es una película para oír, ver y sentir… pero también es una película para pensar, porque realmente la vida es tal y como se refleja en la película, con sus cosas imposibles, las cosas improbables, los sueños, los prejuicios, los miedos, las meteduras de pata y los malos entendidos. (aunque, en honor a la verdad, en la vida real la música no suena tan bien) Un largometraje que casi parece espontáneo y, sobre todo, muy auténtico.


Una película bonita como pocas han hecho en los últimos tiempos, para verla con una sonrisa y para disfrutar de su elegante sencillez y sus magníficas canciones. Un film que convierte el cine en una ventana a la vida, en este caso de dos personas que se encuentran por la calle y entre quienes late un amor perdido y una pasión mutua, la música.
En definitiva, sin grandes aspavientos cinematográficos, el director se limita a contar una historia dando importancia a la música, los diálogos y los personajes, y -sin grandes florituras ni efectismos- hace una película realmente preciosa. 85 minutos para dejarse enamorar y para constatar que los cuentos de hadas muchas veces no tienen hueco en las vidas de las personas.

¿Hablan mi idioma en Qué?

martes, 20 de abril de 2010

¿Somos así porque nos gustan ciertas películas, o nos gustan ciertas películas porque somos así? Ésa es una de las grandes preguntas que muchos cinéfilos (por no emplear el más que manido ‘frikis’) se hacen cuando termina de ver filmes del estilo de ‘El gran Lebowski’ o ‘Pulp fiction’, porque veréis, jóvenes, en esto del cine parece que todo está inventado… ¿todo? No, un grupo de irreductibles cineastas se ha propuesto desde hace años inyectar aire fresco a este arte y lanzar, a través de su trabajo, su manifiesto de genialidad. Españoles, el cine no ha muerto.
por Maite Iniesta


-No existen las
preguntas estúpidas, Peligro. -¿Cómo pueden meter todo este hielo por un agujero tan pequeño?
Morgan Freeman y Jay Baruchel en Million Dollar Baby

Hay quien dice, no obstante, que la originalidad no existe, como también se dijo del hombre perfecto… Bien, pues, me gustaría decir algo al respecto: no estoy de acuerdo con ninguna de las dos afirmaciones.

La genialidad no ha desaparecido; existe y tiene nombres propios, nacionales y foráneos, de jóvenes y de viejos, de los que hacen una película al año y de los que tardan 5 años en volver a trabajar, de hombres y de mujeres, entre otros: Almodóvar, Park Chan- wook, Tarantino, Winterbottom, Coen, Coixet, Niccol, Anderson… por decir unos pocos y genuinos.

Tiene gracia. Trabajas duro para poder irte de un sitio y cuando finalmente puedes hacerlo encuentras una razón para quedarte.
Ethan Hawke en Gattaca

Si buscamos un ejemplo de esta paradoja en el cine, el más reciente lo encontramos en la última cinta de Gondry. El director de ‘Olvídate de mí’ en 2008 estrenaba ‘Rebobine, por favor’ en la que nos hace llorar de la risa ridiculizando a la propia industria del cine. Es una película que, ‘plagiando’ fragmentos de otras películas, denuncia la falta de originalidad del cine y aún así, no deja de ser original… oigan, un genio.




-Teniente Dan, ¿qué está haciendo aquí?
-Me he decidido a dar el paso…
-Pero si no tiene piernas,
Teniente Dan
Tom Hanks y Gary Sinise en Forrest Gump

Unos dirán que se han acabado las ideas, no pocos podrán afirmar que el cine murió con Hitchcock, Wilder o Welles; habrá también a quiénes sólo les guste ver las películas del Oeste de Canal Nou a las cuatro de la tarde, y todas las opiniones serán válidas: son opiniones. Lo único que hay de objetivo en todo esto es que hay películas para todos los gustos y algunas nos marcan para siempre, porque tienen ese poder, el poder de maravillarnos o de repugnarnos, de enamorarnos o de hacernos enrojecer de rabia.

Hay frases, imágenes o músicas que están unidas irremediablemente a una película, a un personaje, a un guionista, a cualquiera que las haya escuchado y a todos aquellos que son capaces de recordarlas.

Un excremento, eso me parece el doctor Evans Pritchard. No se trata de tuberías, hablamos de poesía. ¿Cómo se puede describir a la poesía como el concurso de Miss América? Sí, me gusta Byron le doy 42 puntos, pero le fallan las piernas…

Robin Williams en El Club de los Poetas Muertos

Ese bagaje cultural es lo que nos define como individuos de una época en la que el arte, en sus diversas manifestaciones, se concentra en la pantalla de cine, en el olor de las palomitas (¡malditos hijos del capitalismo!); en 35 mm de celuloide, en 24 fotogramas por segundo…

En la música de El último mohicano, en la cabeza de un caballo en El Padrino o en cualquiera de los diálogos de Martín (Hache); en la fuerza de Gattaca o en la ternura de Amèlie. En la vuelta de tuerca de Doce monos o en el mundo imaginario de Big Fish. Porque sólo a través del cine podemos ser generales y gladiadores, protagonistas de un reality sin saberlo o policías antidroga más corruptos que los propios delincuentes. Sólo en el cine puede haber una lluvia de sapos a modo de plaga bíblica (pero posmoderna claro)


Le llamabámos Madre Superiora por el tiempo que llevaba con el hábito.

Ewan McGregor en Trainspotting

En cualquier caso, yo seguiré pensando que el campeón gitano de la lucha sin guantes era un crack de dimensiones incomparables y que es, digamos, remotamente posible que el elegido para salvar al mundo tenga un enchufe en el pescuezo, porque como dice el Principito: “Nunca se sabe”.

-¿Vas al psicoanalista?
-Sí, desde hace sólo 15 años. Le daré un año más y después me iré a Lourdes.

Woody Allen y Diane Keaton en Annie Hall

En definitiva, el cine es un compendio de artes, un magnífico medio para expresarse y para llegar al público y una maravillosa herramienta para acabar con esa inmaterialidad, esa incertidumbre de la finitud que nos atormenta, de un modo u otro, a todos los seres humanos.

Por tanto, es probable que seamos lo que la biología o la química dice, pero lo que sí es seguro es que somos lo que queremos ser y nuestra identidad nos la da nuestra gente, nuestra educación, nuestra cultura y el cine y, además, a algunos, éste les proporciona, como a Jeff Daniels en La rosa Púrpura del Cairo, el hálito de vida y les hace inmortales.

Hace tiempo Dick, Barry y yo decidimos que lo que realmente importa es lo que te gusta, no lo que pareces ni lo que eres. Libros, discos, películas… eso es lo que realmente importa. Llamadme superficial… es la jodida verdad.
John Cusack en Alta Fidelidad

Obama declara la guerra a lo nuclear

miércoles, 14 de abril de 2010

En este año 2010 se celebra el 40 aniversario del Tratado de No Proliferación (TNP) y estamos viviendo el renacimiento del tema nuclear en toda su extensión, tanto en lo referente a las armas como en lo que concierne a la energía nuclear.
por Maite Iniesta

Barack Obama, Presidente de EEUU, comenzó la revisión del problema nuclear en abril del año pasado en Praga con un discurso que dio un giro copernicano a la actitud de su Estado con respecto a esta cuestión. Allí Obama afirmó que su país, como única potencia que ha usado la bomba atómica, tiene la responsabilidad moral de liderar este proceso de búsqueda de la paz en un mundo sin armas nucleares.

Además, Obama mencionó en la República Checa el compromiso de su Admón. de conseguir la ratificación por parte del Senado de los EEUU del Tratado de Prohibición Total de los Ensayos Nucleares (CTBT), algo que ya se intentó sin éxito en 1999. En palabras de Obama: “mi Administración buscará inmediatamente y agresivamente la ratificación de los Estados Unidos del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos. Después de cinco décadas de conversaciones, es tiempo de que los ensayos nucleares sean finalmente prohibidos.” Este Tratado sigue, tras 14 años de espera, sin entrar en vigor, no sólo por la negativa de EEUU sino también por la de otros 8 estados.

Retomando el análisis de ese giro copernicano de EEUU en materia nuclear, cabe reseñar el apoyo que está otorgando a los organismos internacionales, tanto a la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) como al Consejo de Seguridad de la ONU. En todo caso, lo más destacado es la insistente llamada a la diplomacia y a la búsqueda de acuerdos multilaterales en pos de un consenso, que se hace necesario más que nunca en este mundo globalizado, para frenar amenazas que ya no afectan a ningún país de forma aislada, sino a todos en conjunto y es responsabilidad de todos cooperar y encontrar soluciones.

La apertura de Obama al sistema de gobernanza global ha supuesto un importante cambio de signo en la política exterior norteamericana, que vivió unos años de aislamiento en la comunidad internacional debido a las ‘escapadas’ unilaterales del anterior Presidente, el afortunadamente pretérito, George W. Bush.

Con la nueva actitud adoptada por el Presidente de EEUU se está más cerca de progresar hacia nuevos acuerdos. La predisposición a negociar de la mayor superpotencia mundial presiona a los demás países para acercar posturas y llegar a declaraciones conjuntas y pactos con objetivos realistas, factibles y satisfactorios para todos.

En esta línea, la Admón. de Obama ha reducido el rol de las armas nucleares en sus políticas de defensa (Revisión de la Postura Nuclear) y también ha llevado a cabo la renovación de un importante acuerdo bilateral con Rusia para la reducción de sus respectivos arsenales, el START (STrategic Arms Reduction Treaty), que expiró en diciembre de 2009.

Por otro lado, en su compromiso con esta causa, presidió una sesión especial del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado septiembre (con la Resolución 1887 como resultado) y ha contribuido a lo largo de este tiempo a que las actitudes de otros países sean más favorables de cara a la Conferencia de Revisión del TNP (prevista para mayo) y de este modo lograr un fortalecimiento de la confianza internacional en este Tratado y, qué duda cabe, avanzar en un tema tan delicado para la seguridad global.

Como último dato destacar que en Washington acaba de tener lugar una Cumbre de Seguridad Nuclear que reúne a líderes de 47 países y supone el mayor evento celebrado jamás por un Presidente de EEUU. El objetivo es detener la producción de materiales fisibles y controlar su circulación para evitar que caigan en manos peligrosas y eliminar así el riesgo de un ataque nuclear.

Esta Cumbre se inscribe en la necesidad, ya suscitada en 1993 desde la Asamblea General de la ONU, de poner fin a la producción de estos materiales, detener su tráfico ilegal y dotar a los Estados de las medidas de seguridad necesarias para su conservación, su destrucción o su uso (en el caso de la energía nuclear civil) Esta iniciativa se vino a denominar Tratado para la Prohibición de Material Fisible para armas nucleares (FMCT, en sus siglas inglesas) pero no se materializó en nada concreto. Hoy la Admón. Obama revive el proyecto con fuerzas renovadas.

Somos testigos de cómo el liderazgo de Obama está apuntalando un régimen abocado al olvido, con la esperanza de que logre llevar a buen puerto su ingente tarea de la mano de la comunidad internacional.