Creador empedernido, genio sin límite

martes, 1 de junio de 2010

por Maite Iniesta

Su universo se repite una y otra vez como los lados diferentes de un poliedro: el psicoanálisis, la ciudad de Nueva York, el miedo a la muerte, el sexo y las mujeres, el sentido del arte, las relaciones de pareja, la esencia del judaísmo…
Su vida podría ser la sinopsis de una de sus películas: un intelectual que no soporta a los intelectuales, un amante que no sabe amar, un maestro que para dar lecciones debe aprender de sus errores. Mezcla perfecta entre comedia y drama.
Se encarna siempre a sí mismo en la pantalla, siempre inseguro, hipocondríaco, neurótico, inseguro, ingenioso, transgresor, fascinado y escarmentado por las mujeres, la vida y el amor, sus musas temáticas…
Eso, es al menos lo que todos creemos, pero Woody Allen (Allan Stewart Koningsberg nacido en Brooklyn el 1 de diciembre de 1935) es mucho más que eso.

Desde muy joven demostró su talento, no obstante, con 25 años ya ganaba como guionista en la NBC unos 1700 dólares semanales, pero pronto se cansó de la censura de la televisión y empezó a escribir
monólogos sobre la vida y el amor y obras de arte.

Es autodidacta y adicto a su trabajo. Su vida es el cine y la escritura, disfruta creando historias y sabe que nadie mejor que él mismo para filmarlas… sin embargo, eso de salir en la pantalla no le gusta tanto al de Brooklyn y así lo refleja cada vez más a menudo en sus propios trabajos en los que decide quedarse detrás de las cámaras.

Ha trabajado como guionista de cine en 44 ocasiones, pero también ha sido guionista de televisión y ha escrito varias obras de teatro, como Sueños de un seductor, que después también se llevó al cine. En su haber también cuenta con varios libros y muchos relatos breves (recomiendo encarecidamente la recopilación de sus relatos breves Cuentos sin plumas, de la editorial Tusquets)

Como director de cine prepara su próximo film, que será el número 46, en la que vuelve a una de sus ciudades favoritas del mundo. Midnight in Paris se encuentra todavía en fase de preproducción y se espera en las salas de cine para mediados de 2011.

Y es que este incansable creador lleva desde que estrenara su más mítica obra, Annie Hall, hace ya 33 años, realizando una película al año (como mínimo) y regalando con ello a sus fans ese humor tan cáustico y mordaz que rezuma en sus obras.


En su trayectoria cinematográfica muchas son las imágenes y frases que quedan para el recuerdo, muchas risas y algún llanto. Pero, sobre todo, queda mucha originalidad, estilo y ese peculiar modo de ver la vida desde los ojos de un pequeño neoyorkino que lleva toda la vida hablándonos de sus temores, sus sueños, sus mujeres y, en definitiva,
de sí mismo.

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