One day. Piezas para un puzzle de amor imposible

lunes, 12 de marzo de 2012



por Maite Iniesta

“Solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él”. Esta frase de Paulo Coelho de su libro Once minutos parece estar hecha a la medida del filme One day aunque en esta historia que habla de cuando el amor es arrollado por el continuo devenir de la vida real no eran diez minutos lo que los protagonistas compartían, sino un día de cada año; todos los 15 de julio desde que se conocieran en su graduación universitaria en 1988.


Este es un relato de un amor no correspondido y de una amistad más allá del tiempo y de las circunstancias que busca diferenciarse de las comedias romáticas al uso aunque en ciertos momentos es de reprochar su previsibilidad. Sin embargo, juega a su favor una estructura narrativa atrevida y un desarrollo que la aleja de la convencionalidad.

Existen bastantes fallos del filme imputables directamente al planteamiento de la historia de amor. (Aquí mi disenso se basa en un criterio ideológico) La novela recoge una historia en la que una vez más será la chica quien siempre espera al chico, que casualmente resulta ser el amor de su vida y por el que suspira secretamente mientras trata de sobrevivir con resignación en un mundo en el que nadie puede ocupar su lugar.


No obstante, la construcción cinematográfica es espectacular, con una cuidada fotografía y unos actores creíbles con una evolución que es la base misma de la historia que cuentan a través de un paseo a lo largo de los años en donde el tiempo pasa pero las emociones permanecen. Jim Sturgess hace gala de un espectacular repertorio de registros frente a las cámaras, mientras que, por su parte, Anne Hathaway, la nueva novia de América, consigue - a pesar de ese acento británico que no termina de convencer- estar espléndida en una nueva encarnación de la Cenicienta moderna.

Tras las cámaras, la preciosista cineasta danesa Lone Scherfig (An Education, Italiano para principiantes) que deslumbró al mundo con su fábula burguesa de la Lolita británica en An Education y que en esta ocasión logra destacar de nuevo en un registro diferente aunque en la misma línea. Una imagen cuidada, sin estridencias, captando a la perfección la atmósfera emocional de las secuencias y sacando lo mejor a sus intérpretes.


Y de nuevo una frase de Paulo Coelho para cerrar el círculo. “La gloria del mundo es transitoria, y no es ella la que nos da la dimensión de nuestra vida, sino la elección que hacemos de seguir nuestra leyenda personal, tener fe en nuestras utopías y luchar por nuestros sueños”. En definitiva, persigue tus sueños porque la vida es demasiado corta para aplazarlos.


FICHA:
Título: One Day (siempre el mismo día)
Directora: Lone Scherfig
Año de producción: 2011
País: Estados Unidos
Duración: 108 minutos
Intérpretes: Anne Hathaway, Jim Sturgess, Patricia Clarkson, Romola Garai, Rafe Spall,
Género: Comedia romántica. Drama. Amistad Guión: David Nicholls (adaptación cinematográ- fica de su propia novela homónima que fue best seller en 2009)

Dalí. Genio excéntrico y concéntrico

domingo, 11 de marzo de 2012

“Este es Salvador Dalí. Perverso, polimorfo, anarquista, surrealista, excelso, divino, déspota supremo que rompe con todo; el Dalí poseído de un delirio furiosamente dionisíaco; el Dalí ávido de dólares y monárquico”. Con esta enumeración de epítetos comenzaba la inolvidable entrevista que Joaquín Soler Serrano le realizó en 1977 al genio de Figueras en el programa A fondo de RTVE. 

A lo largo de 45 minutos, Soler Serrano embarcó a los telespectadores en un viaje por la vida y obra del artista catalán en la que hubo diversas paradas de rigor: la ambición por los dólares, el museo en Figueras, su trabajo con Buñuel, su relación con Lorca y con Picasso, la fotografía, la filosofía, la evolución de su pintura, Nueva York, Gala e incluso su bigote y las moscas.

Con la excusa de su nuevo libro Carta abierta a Salvador Dalí, por Salvador Dalí, el excéntrico (y concéntrico) creador nos sumerge en su mágico mundo, con anécdotas llenas de humor inteligente y absurdo, un auténtico repertorio de genuina creación surrealista en cada una de sus palabras, pues como él mismo dice en la entrevista: “la personalidad es absolutamente imposible de evitar”, y visto está que Dalí no puede ser Dalí sin ser absolutamente único e irrepetible, a pesar de que recibiera el mismo nombre que un hermano mayor fallecido antes su nacimiento.

En un tono más trascendental, su creencia en la sublimación permanente de las cosas introdujo una frase contra la pena de muerte para la posteridad. “Estoy furiosamente en contra de la pena de muerte porque en el espíritu humano cada hombre tiene algo de divinidad”, sentenció el creador catalán. También habló de su familia y de su primera obra, una autorretrato titulado Niño enfermo, de la que dijo: “Cuando era pequeño,  38 grados y medio era la temperatura ideal para mí” y después remachó: “quise ser cocinera, luego quise ser Napoleón y más tarde quise ser Dalí”. Y, sin duda, lo consiguió.




Salvador Dalí (11 de mayo, 1904 - 23 de enero, 1989) polifacético artista y showman catalán conocido mundialmente por sus impactantes y oníricas imágenes surrealistas. Sus influencias fueron variadas aunque según avanzó en su obra fue “cada vez más Velázquez y menos Rafael”. Coincidió en la Residencia de Estudiantes de Madrid con otros genios de su generación como Luis Buñuel o Federico García Lorca. Abordó el cine, la escultura y la fotografía, lo cual le condujo a numerosas colaboraciones con otros artistas audiovisuales. Tuvo la habilidad de forjar un estilo marcadamente personal y reconocible, aunque muy ecléctico. Como artista extremadamente imaginativo, manifestó una notable tendencia al narcisismo y la megalomanía.


La entrevista íntegra en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/personajes-en-el-archivo-de-rtve/entrevista-salvador-dali-programa-fondo-1977/388736/



Delacroix. Herencia simbólica del romanticismo



por Maite Iniesta
Eugène Delacroix es la encarnación del romanticismo. A pesar de nacer en un ambiente privilegiado en contacto permanente con el arte, (su padre era Ministro de Asuntos Exteriores en el Directorio y su madre, hija del célebre ebanista de Luis XVI), no fue hasta el verano de 1813 cuando se encontró con su propio destino en la abadía de Valmont. Allí descubrió lo grandioso de la naturaleza, el amor por las ruinas y por lo misterioso. Después visitó la ciudad de Rouen donde quedó prendado por la arquitectura gótica. Tenía quince años. Aquel verano nació el espíritu romántico del que sería a la postre uno de los símbolos de este movimiento a nivel mundial.


Tras la muerte de su madre solicitó la entrada en el taller de Pierre Guérin, un lugar donde latía con fuerza el virus del romanticismo. Fue en aquel lugar donde conoció a una de las personas que marcará los destinos de su pintura.Con Théodore Géricault compartirá no sólo una amistad para toda la vida, sino varios temas a lo largo de su obra (La Balsa de las medusas, de Géricault y El naufragio de Don Juan, de Delacroix).

Su primera gran obra será La Barca de Dante, obra que le catapultó a la cima de su generación. Con la muerte de Géricault se marchó a Inglaterra donde interiorizó a Shakespeare y profundizó en su conocimiento sobre Byron. También fue entonces cuando quedó impresionado por el Fausto de Goethe, del que posteriormente ilustraría la edición francesa con diecisiete litografías impresionantes y tenebrosas a partes iguales.

Apoyó a los griegos con sus pinturas elevando su tragedia a símbolo universal del romanticismo. Esta imagen se repetiría en su obra convirtiéndola después en la figura de la revolución francesa en su famosísimo cuadro La Libertad guiando al pueblo, de 1831 (lamentablemente no se exhibía en esta exposición). En sus últimos tiempos se interesó, como buen romántico, por lo exótico, lo pintoresco, lo oriental. Recorrió Marruecos en el contexto del expansionismo galo y llenó su cuaderno de viajes con material suficiente para el resto de su vida.

La muestra recorre toda la obra del pintor y sus distintas etapas: las influencias de Rubens y Tiziano, su tendencia orientalista, los motivos goyescos, Velázquez, Rafael, la preocupación por la técnica pictórica, el influjo byroniano, la herencia de su taller de la juventud, el contexto revolucionario...Y en su cuadro La confesión pública, como Berlanga en su obra maestra El verdugo, la tragedia de un juicio final, la atmósfera tensa de un escenario de techos altos, inmisericordioso y vacío. El tétrico desfile que conduce a un camino de no retorno, un grupo de personas que conduce a rastras a la víctima, un hombre que se resiste a lo inminente.
Delacroix muríó sin saber que su obra de un modo u otro influiría en toda la historia del arte desde los impresionistas hasta el mejor cineasta del cine español.


FICHA:
Título: Eugène Delacroix (1798 - 1863)
Fecha: del 19 de octubre al 15 de enero de 2012
Lugar: Caixaforum, Madrid. Paseo del Prado, 36
Atocha. Entrada gratuita
Horario: Lunes a domingo, de 10.00 a 20.00 h

Metropolis, ese viejo vanguardista

sábado, 10 de marzo de 2012


por Maite Iniesta
¿Qué  podemos  entender  cuando alguien dice Metrópolis?

Esta pregunta podría tener muchas respuestas. La primera se refiere a aquellas grandes ciudades antiguas, centros políticos, religiosos y culturales de las que dependían las colonias de ultramar; hoy en día, en ese mismo ámbito, designa a aquellas urbes que son globales, donde hay una concentración importante de poder, cultura y economía. También podría ser aquel gran  ejercicio  de  ciencia  ficción del cine alemán que, allá por 1927, cambió el modo de ver cine, una obra maestra atemporal, adelantada a su tiempo e inolvidable. 


Finalmente, podríamos pensar que hace alusión a esa rara avis televisiva que comenzó su andadura hace casi ya 27 años y que pervive, a pesar de su carácter culto, transgresor y minoritario, en la parrilla de la emisora pública que dedica parte de su posición privilegiada a instruir y desafiar a su audiencia. Para  María  Pallier,  directora del programa de RTVE, Metrópolis es “un canal de conexión artística con el exterior; un escaparate para la creación emergente, nuevos artistas y nuevos formatos”. Aunque la función de este espacio ha evolucionado a lo largo de su vida.

En un principio Metrópolis significó un auténtico ‘destape’ artístico de la bestia cultural española, dormida durante cuarenta años de represión del talento y de las libertades. “Las universidades habían sufrido durante cuarenta años de dictadura la censura de contenidos. Cuando el programa empezó tuvo repercusión a nivel educativo”, explicó Pallier.


Hoy, ante la cascada incesante de información que emana de la red de redes, el papel de Metrópolis ha cambiado considerablemente. “En un mundo interconectado ya no es un escaparate sino un filtro, una selección de la multitud de cosas que están pasando en el exterior”, expuso la directora del programa. Este espacio innovador y rebelde se emitió por primera vez el 21 de abril de 1985, y declaró la guerra a  los  convencionalismos  desde su primer día de vida. Metrópolis defiende un formato excepcional, raro:  lanza  los  contenidos  pero no los comenta y no hay presentador. Aunque no siempre fue así, cuando dejó de ser semanal para convertirse en diario introdujo la figura del presentador, pero poco después, por petición de sus seguidores, volvieron al formato original. En todo caso, este programa siempre ha sido monográfico o monotemático, en modo multirreportaje. 


Dentro de los géneros televisivos no es fácilmente encuadrable: no es ni formato noticia, aunque se aprovechan de ciertos eventos recientes (la actualidad importa bastante menos que la investigación). Tampoco es documental porque no se cuenta con medios suficientes para ello, ni es un programa de entrevistas, se trata de un híbrido.
Metrópolis se considera un programa comisariado, como una exposición. Se estudia a un artista, las obras que produce, la acumulación de obras sobre un mismo tema; se hace una labor de investigación muy importante. En palabras de María Pallier “cuando hacemos el programa queremos que el espectador se sienta como transportado a una exposición virtual”.
En definitiva, un programa vivo, lleno de ingenio y de creatividad, que es la penúltima joya de la tele- visión pública.
Un viejo poeta visual que aún hoy, entre whatsapps y facebooks, sigue enarbolando la bandera de la vanguardia artística.


Observados.La ventana indiscreta

por Maite Iniesta

Como James Stewart en la inolvidable película de Hitchcock en la que un fotógrafo escayolado escrutaba su vecindario desde la ventana de su casa, el visitante de esta exposición siente cómo desde su mirada indiscreta es testigo de hechos que nunca debería haber visto, que forman parte de la vida de los otros y que deberían haber permanecido ocultos, en la sombra de lo desconocido. El individuo convertido en un intruso, un espía al que teme que descubran en cualquier momento mientras intuye, a través del ojo de una cerradura, un mundo que debería escaparse a su conocimiento.

Esa es la esencia de Observados, exposición formada por cinco bloques temáticos: el fotógrafo inadvertido, vigilancia, voyeurismo y deseo, testigos de la violencia y celebridades y la mirada pública. Temáticas que comparten el mismo leitmotiv: la transgresión de lo políticamente correcto, de las normas aceptadas socialmente sobre privacidad, lo prohibido, lo censurado.
La muestra repasa la evolución del concepto de lo privado en el último siglo y descubre que la vigilancia (imágenes vía satélite, cámaras de seguridad en transportes, comercios e incluso en las calles) es cada vez un elemento más de nuestro día a día; algo que ni siquiera nos parece ya extraño: somos observados constantemente, ¿quién está detrás de la cámara?

La exposición habla también de los instintos del ser humano, ya que pone el énfasis en la curiosidad natural del hombre por conocer todo lo que le rodea, su naturaleza morbosa, violenta, sensual...
Imágenes de principios de siglo propiciadas sin duda por la aparición de las cámaras de 35 mm que otorgaron a la fotografía la capacidad de inmediación, de captación del momento y la facultad de pasar desapercibido. Hoy todo el mundo lleva una cámara de fotos encima y nuestra vida es capturada en imágenes constantemente: el milagro de la vida, lo definitivo de la muerte, el indeleble sello del sufrimiento humano, el instinto sexual del hombre y su curiosidad por conocer a aquellos que admira, conoce y envidia.
Imágenes para retratar al mundo que causan pavor y, al mismo tiempo, fascinación.

FICHA:

Nombre: ‘Observados. Voyeurismo & Vigilancia. A través de la cámara desde 1870’
Fecha: hasta el 8 de enero de 2012
Lugar: Fundación Canal (Canal de Isabel II) Dirección: Calle Mateo Inurria, 2 (Madrid) Plaza de Castilla
Horarios: de lunes a domingo de 11 a 20 horas y miércoles 11 a 15 horas.
Precio: entrada gratuita
Organiza: San Francisco Museum of Modern Art y la Tate Modern. Colabora Comunidad de Madrid

Peter Pan, Nueva York y llegar a los treinta


por Maite Iniesta

“¿Escuchaba música Pop porque estaba deprimido, o estaba deprimido por escuchar música Pop?”, con esta pregunta comenzaba John Cusack su ya inolvidable película Alta Fidelidad en la que un treintañero con fobia al compromiso relataba las cinco rupturas más importantes de su vida amorosa. Esa película, catalogada de culto tanto para cinéfilos como para melómanos, dio el pistoletazo de salida a una serie de films en la que se retrataba a esa nueva generación de jóvenes peterpanes universitarios, intelectuales, de clase media y guapetes que no tienen ni idea de hacia dónde va su vida profesional y sentimentalmente hablando. Happythankyoumoreplease  es  como  esas  películas que ya has visto una vez y que no te importaría volver a ver. Un film que bebe de otros autores pero que reformula la ecuación haciendo que parezca nueva.

Josh Radnor, protagonista de la serie Cómo conocí a vuestra madre, se lanza aquí a por el triplete -director, guionista y protagonista- con su ópera prima con Nueva York como telón de fondo y con la búsqueda de la felicidad como excusa para contar una historia.
Galardonada con el premio del público a la Mejor Película en el Festival de Sundance, esta cinta bebe de otros films como Beautiful girls (Ted Demme, 1996) o Manhattan (Woody Allen, 1979) pero descubre su propia esencia gracias a unas interpretaciones fantásticas de sus secundarios (el niño Michael Algieri y Sam2, interpretado por Tony Hale, por ejemplo), a unos diálogos inteligentes y divertidos y una banda sonora espectacular con gran presencia femenina (una de las cantantes es la propia Kate Mara, la camarera “Mississippi”, en la cinta).

Una fotografía colorista y optimista impregna cada uno de los planos, que en ocasiones se alargan dando lugar a secuencias en las que la naturalidad de las interpretaciones y la tridimensionalidad de sus personajes te hacen sentir que los conoces de toda la vida, que son tus amigos y que viven a la vuelta de la esquina. Una película con encanto, que crea una atmósfera agradable y acogedora de la que no quieres escapar. Es el discurso positivista de una generación primermundista a las puertas de un mundo adulto cargado de responsabilidades. Un canto generacional a la incertidumbre, las inseguridades, los prejuicios y el qué voy a hacer con mi vida. Una película que prescinde de ese final feliz de la comedia romántica tradicional que, entre otras cosas, nos ha hecho ser como somos.