Un guión excelente, basado en un relato biográfico de una periodista británica que el también periodista y escritor Hornby decidió convertir en un guión de cine. Y lo hace añadiéndole su toque personal aunque siempre guardando la forma originaria, creando una película completamente nueva, sin préstamos. Un filme de época, en el que puedes percibir el olor de la madera de los pupitres, la brisa que llega desde el Sena y un lugar donde escuchar una voz femenina francesa desde el tocadiscos se antoja como un placer prohibido.
Con este material ha sabido trabajar la directora danesa Lone Scherfig sobre la que finalmente recayó la responsabilidad de dar vida a esta historia. Tras la renuncia de la directora Beeban Kidron, Scherfig, que había trabajado en películas de corte experimental como Italiano para principiantes (un interesante ejemplo de cine dogma) se mete en la Inglaterra que está a punto de ver nacer el movimiento Beatle, un ambiente profundamente conservador, parecido al que retratara Peter Weir en El Club de los Poetas Muertos allá por 1989 pero desde otro prisma.
Una alumna sobresaliente, amante de la música, del arte y de prácticamente todo cuanto llega de Francia, contempla - desde su jaula de cristal - la vida que ansía y que su padre prohíbe hasta que un día un hombre mayor se la ofrece y ella la acepta. Renuncia de este modo al camino más duro y árido, el estudio, un trayecto que se le antoja largo y desprovisto de emoción, de belleza, de diversión.
En el transcurso de la película podemos darnos cuenta de la evolución que se produce en todos los personajes desde Alfred Molina, pasando por el encantador Peter Saasgard y terminando con la revelación del año(quizás junto a Anna Kendrick, Up in the air) , Carey Mulligan. Esta joven actriz de aspecto infantil ha saltado encima de su destino y se ha convertido en toda una sensación gracias a su papel en esta cinta. Su interpretación está llena de matices, es un trabajo comprometido y auténtico. Está inmensa en su papel de Jenny y, no obstante, ello le ha valido una nominación más que merecida al Oscar compitiendo con actrices de la talla de Helen Mirren y, la siempre colosal, Meryl Streep.
Es una película muy cuidada. Un guión al que le han dado vida con esmero y mucha clase, con una ambientación exquisita, un reparto comprometido, serio y con talento y con destellos de calidad en cada escena.
Nada en exceso, como diría la aquella frase en el templo de Apolo. Si esa es la fórmula de la belleza, en esta película todos los que han participado en ella han encontrado las medidas áureas para realizar un trabajo excelente y duradero, elegante y bien rematado, cargado de detalles y con toques de verdadero cine. Una rara joya, como ya la han etiquetado algunos, que sin necesidad de pirotecnias tecnológicas ha sabido llegar al público, a la crítica y a cualquiera que haya tenido que tomar alguna decisión complicada tratando de ir tras el loco sueño de una vida feliz.